Si los gatos tienen siete vidas, nosotros, para no ser
menos, tenemos siete metas o tablas que nos podrán mantener a flote de los muchos
quehaceres o problemas de la vida.
Nada más nacer nos agarramos a los
pechos de nuestra madre o al biberón que nos ofrezcan y con el Bautismo
adquirimos derecho a que Dios sea siempre nuestra tabla salvavidas
En la niñez sólo nos sentimos seguros y amparados en los
brazos de los padres o personas de plena confianza, en Dios y en el
ángel de la Guarda, si así nos lo han enseñado y de vez en cuando, nos
deberían decir: "No hagas eso porque Dios te castigará" como se decía
antaño.
En la
Pubertad aunque ya empezamos a sentirnos más independientes,
siempre estará el amigo íntimo que nos puede marcar para el bien o para
el mal y nos puede ilusionar empezar nuestra intimidad con Dios, si
hacemos la Primera Comunión.
En la adolescencia, el amor platónico y las diversiones nos
salvarán del atosigamiento estudiantil y Dios podrá ayudarnos, si así se
LO pedimos, de no caer en las muchas tentaciones apetitosas.
En
la madurez buscar un empleo, encontrar la media naranja, crear una familia,
intervenir directa o indirectamente en lo social y político y sobre todo
embarcarse en la Barca
de Pedro, viviendo sus principios y normas y que aunque esté compuesta de muchas
tablas y a veces no muy sanas, están bien ensambladas y pilotadas por hombres;
pero siempre dirigida por Dios y por eso aguanta todas las tempestades y torpedos enemigos.
Bien
claro le dijo Jesucristo a Pedro que le negó tres veces:
“Tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella”
¿Existe
TABLA SALVAVIDAS más segura?
En la
Jubilación , para
seguir a flote en medio de la ociosidad, la soledad, el aburrimiento,
seguir cuidando la familia, habrá que buscar una ocupación, remunerada o
gratuita y sobre todo, seguir remando dentro de la Barca de Pedro,
En
la vejez, para no sentirse viejo y por lo tanto inútil y hundido en el
mar de achaques, agarrarse ahora más que nunca a la CREENCIA de que Dios que
nos espera con la seguridad de que estando al lado de Jesucristo como hermano
mayor y de la Virgen como Madre, se podrá seguir cuidando desde allá arriba, de la familia de aquí
abajo.
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