sábado, 19 de marzo de 2022

¿QUIÉN PUEDE SER EN LA TIERRA, NUETRO DIOS PADRE

          Si decimos: Padre nuestro que estás en los cielos , deberíamos saber que San José, cuya fiesta celebramos hoy, aprendamo de él, cuando seamos padres.
    
 Todo padre de familia esta elegido por Dios para que siendo su Ministro, Procree, Alimente y Eduque a los propios hijos siguiendo las Directrices del que le ha escogido, siendo el INSUPERABLE Ministro del ETERNO PADRE, que aceptó sin decir una palabra, ni prometer el oro y el moro, desempeñó su Ministerio con la más alta dignidad y obediencia.

          Al saber que su prometida, la Virgen María estaba en cintas y angustiado y dolido por la decisión razonable que debería tomar, aceptó con FE y humilde obediencia el mandato y al mismo tiempo el HONOR de que tendría que ser el PADRE ADOPTIVO del Hijo de Dios. Ni presumió ni se aprovechó de tan alto privilegio.

          Cuando tuvo que refugiarse en una cuadra para que naciera el Niño Jesús, ni protestó ni hizo valer sus derechos divinos, sino que al aceptarlos con resignación, se sintió reconfortado con la adoración de los Ángeles, Pastores y Reyes.

         Temeroso; pero obediente y sin rechistar tomó el camino de Egipto; sin otra ayuda que la confianza en Dios, y premiado con el retorno feliz, aunque al cabo de algún tiempo.

          Las profecías de Simeón de lo que deberían sufrir su Esposa e Hijo, le atormentarían y en el fondo, le harían dudar de si aquel Niño era Hijo de un Padre que así lo iba a tratar; pero se alegraría al saber que por todos esos sufrimientos, la humanidad sería Redimida.

          Tuvo que andar tres días angustiado buscando a Jesús y sintiéndose responsable de su pérdida, sin echarle la culpa a nadie (¡lo mismo que nosotros!); pero recibió su premio al sentirse orgulloso cuando lo encontró en el templo entre los doctores.

          Si todos los padres, quisieran y supieran tener la FE inquebrantable, la OBEDIENCIA ciega y la CONFIANZA sin límites de que Dios les ayudará, como la tuvo San José, saldrán victoriosos en este mundo minado por contratiempos y, a veces, también, sembrado de alegrías.

        Luego queda de manifiesto que todo Padre que se porte como San José.

                               SERÁ NUESTRO PADRE DIOS AQUÍ

                           

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