¿Por qué nadie podrá negar que los momentos más FELICES en esta perra vida, sean cuando AMAMOS y somos AMADOS?
Porque son un anticipo y muestra de lo que sería el AMOR a
DIOS y sentirnos AMADOS por Dios ETERNAMENTE.
Por
eso todos los Santos han sido plenamente felices en medio de enormes sufrimientos porque en esta vida han AMADO a
Dios y se han SENTIDO AMADOS por ÉL
Me Voy a permitir glosar el siguiente motete eucarístico de
Cesáreo Gabaráin.
“Tan cerca de mi, tan cerca de mí,
que hasta TE puedo tocar,
Jesús está aquí.
(Se canta al ir a comulgar; pero cuando tengamos a Jesús tan
cerca que le podemos tutear, sería más íntimo hacerlo en silencio)
Ya no busco a Cristo en las alturas
ni le buscaré en la oscuridad.
Dentro de mi ser, en mi corazón,
siento que Jesús conmigo está.
(Porque
Cristo, aunque como Dios, está en las alturas, mora ya en mí envuelto en la
oscuridad de un trozo de pan)
Yo le contaré lo que me pasa,
como a mis amigos le hablaré,
Yo no sé si es ÉL quien habita en mí,
o si soy yo quien habita en ÉL.
(Cuando
se ama de verdad a Jesús y nos sentimos amados por ÉL sólo existe un amor, el
de Dios.)
Mírale a tu lado caminando
en la alegrías y en el dolor.
A tu lado va siempre al caminar.
ÉL es tu amigo de verdad
(Se cuenta del jesuita Padre
Rubio, ya canonizado, que un día al subir al Tranvía y pedir al conductor DOS
billetes, se quedó perplejo el tranviario al no ver más que a UNO).
Nuestra
vida sería infinitamente más gozosa si recordáramos que Jesús está a nuestro
lado, aunque no lo veamos.
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