“Cuando el Rico Epulón que estaba en el Infierno, vio al pobre Lázaro en el seno de Abraham dijo:
Padre Abraham, ten piedad de mí y
envía a Lázaro para que con la punta del dedo mojada en agua, refresque mi
lengua, porque estoy atormentado en estas LLAMAS.
Jesucristo, con sólo
estas palabras de la Parábola del Rico
Epulón y el Pobre Lázaro, nos dice cómo es el Infierno y la Gloria.
Puede que alguien piense y se pregunte:
¿Cómo es posible que haya LLAMAS en el Infierno, si ya no hay cuerpo
para quemarse?
Como allá ARRIBA todo es INVISIBLE, para nosotros, Jesucristo nos lo dijo con algo VISIBLE y corporal como son unas llamas
Por eso yo me atrevería a pensar y
decir que la Gloria y el Infierno, sean algo tan VISIBLE y corporal
como INVISIBLE ya que, sin darnos cuenta que los tenemos ya dentro por nuestros comportamientos, pensando algunos que después todo será "pelitos a la mar"
Dios se limitará a que nosotros
tengamos que ver con los ojos del Espíritu todo cuanto hayamos visto con los ojos CORPORALES, bueno o malo.
Los que hayan vivido tan al margen
de Dios, que hasta le han podido odiar, no querrán ni ver con los ojos del
tan ignorado Espíritu porque se verán
tan estúpidos, deleznables y
canallas que, como un leproso querrán
decir: “Trágame tierra” para no ser más despreciados, deseando quitarse la vida
que ya es eterna.
Los que hayan vivido o, al menos,
deseando vivir como Dios manda, verán
que no en vano han CREIDO, ESPERADO,
Y AMADO a Dios, habiendo tratado a los demás con Generosidad, sin envidias, sin descortesía, no han
buscado lo suyo, no han pensado mal, se
han complacido en la verdad, todo lo han
excusado, todo lo han creído, todo lo han esperado y todo lo han tolerado.
En una palabra: Han
sido buenas personas y Felices aunque haya sido, a trancas y barranca, y lo seguirán
siendo por toda la ETERNIDAD.
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