Cuando se le aparición el Ángel San Gabriel a la Virgen María para anunciarle que concebiría el hijo del Altísimo.
¿No le parecería imcomprensible que no se lo anunciara el Dios PADRE?
¿Y lo de San José? Ella creyó, aceptó y esperó aun cuando le pareciera algo imposible?
.
Llegado
el momento del Nacimiento, posiblemente hubiera esperado algo más que un
pesebre. No rechistó.
¿Y cuando
tuvo que buscar a su hijo de 12 años durante tres días recibiendo la respuesta que recibió y luego se
queda encerrado y oculto en Nazaret durante 30 años viviendo como uno de más?
¿Dónde
está la Divinidad
de su Hijo? Ella lo cree y por eso en las Bodas de Caná, casi le obliga a demostrarlo.
Durante
los tres años de la vida pública de su Hijo, debió recibir toda clase de
comentarios, unos a favor; pero otros muchos en contra que a cualquier otra
madre le hubieran hecho dudar. La
Virgen creyó.
En todo
el proceso del prendimiento, condena, crucifixión y muerte, debió de sufrir la
mayor crisis de fe y la noche más obscura del alma, como madre y esposa del
Altísimo; pero creyó, esperó y aceptó, aun sin COMPRENDER, todo cuanto dispuso Dios. (Cosas de Dios).
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