martes, 27 de febrero de 2018

¿PODRIAMOS PENSAR QUE JESUCRISTO ES NUESTRO PERRO ADIESTRADO?


          Como me parece demasiado humillante decir esto, prefiero pensar que Jesucristo es nuestro Lazarillo, a la vieja usanza, más humano y real, que nos iría guiando y evitar darnos trompazos.

         Todavía, puede que alguien diga que poner a todo un Dios como un Lazarillo es demasiado humillante.

         ¿Pudo existir mayor humillación que morir crucificado como un forajido?

 Dios es tan grande, tan grande y nosotros tan pequeños, tan pequeños, que sólo así nos podremos entender. “Los extremos te tocan"

Como resucitó con todo su poder, tiene toda la autoridad de este mundo para decir: “El que me sigue no anda en tinieblas” ¿Quién puede prometer esto si no es Dios?

         Aunque Jesucristo es Dios, prefiero imaginármelo como “Lazarillo de Tórmes”, porque Él, y sobre todo nosotros, a veces, nos comportamos con la misma picaresca  que el ciego y su lazarillo.

         ¿Cuántas veces LO recibimos en la Sagrada Forma y LO defraudamos porque El espera algo más de nosotros, más atención, más cariño, más fe, más obediencia y seguimiento al camino que nos pueda marcar?.

 LE estamos engañando con buenas intenciones y promesas, como lo hacía el ciego  a su Lazarillo.

         También es verdad que, a veces, Dios, escarmentado por nuestra desobediencia y tozudez,  no tiene más remedio que meternos por caminos pedregosos y enlodados para que al tropezar, aprendamos y no volver a tropezar.

 Jesucristo preguntó: ¿Puede un ciego guiar a otro? ¿No caerán ambos en el hoyo?

Cuidado con aceptar los consejos y doctrinas de tantos ciegos visionarios que nos quieren llevar por túneles sin salidas a lo transcendente.

Si seguimos los consejos de Jesucristo, no acabaremos en el hoyo.

No hay comentarios: