lunes, 26 de febrero de 2018

¿SERÍA JUSTO USAR UN REGALO EN CONTRA DE UNO MISMO Y DEL DONANTE?



             Porque si Dios nos ha dado el gran REGALO de poder PROCREAR nuevas vidas, es para nuestro disfrute y no  para que LE ofendamos poniéndonos en manos de Satanás al cometer un infanticidio.

            Para evitar caer tan bajo, Dios y la misma naturaleza nos dictan sus normas para que usemos correctamente el don de la PROCREACIÓN?

         Todos odiamos el Código de la Circulación, sobre todo cuando nos multan porque lo infringimos; pero tenemos que reconocer que sin él no  podríamos circular. 

           ¿Imaginamos lo que sería una ciudad cualquiera sin semáforos, sin pasos de cebra y unas carreteras sin señalizaciones?.

         El sexo, que es un vehiculo que nos ha dado Dios con una energía arrolladora, sin la cual no podría existir la vida, también tiene su código de comportamiento.

         ¿Qué conseguiría un conductor lanzarse a la carretera ebrio y a una velocidad endiablada, porque sabe que ningún agente le puede sancionar?...Accidente seguro

.         Eso mismo le puede suceder al que use el sexo en la creencia de que no tendrá consecuencias y que nadie le va a pedir responsabilidades. Problema al canto y hasta posible tragedia.
        
Un conductor por llevar un coche completamente blindado, ¿Se podría saltar todos los semáforos en la creencia de que no le pasará nada aunque atropelle?.

 Lo mismo puede pensar, el que, al verse completamente blindado, se sienta seguro de no adquirir ninguna enfermedad ni creará futuro problema.
        
El que se ponga al volante de un coche, debe saber que tiene en sus manos una máquina  sorda, ciega y con un potencial enorme para producir placer, entretenimiento y al mismo tiempo enormes tragedias si no sabe controlar.
        
El que use del sexo, debe tener muy presente que tiene en su organismo una energía casi divina, puesto que colabora con el mismo Dios en crear lo más grande y sublime: UNA NUEVA VIDA, poniéndose a la altura del Creador.
        
Todo conductor que quiera llegar felizmente al final de su viaje, debe cumplir las principales normas de circulación: Rodar siempre por su carril y jamás invadir el contrario, a no ser en adelantamientos seguros. No sobrepasar la velocidad adecuada, pisar el freno cuando sea necesario, por mucha prisa que tenga y los cinco sentidos en la conducción.
        
Usar el sexo controlando la pasión mediante el razonamiento y la abstención, pisando el freno como en las curvas, aunque nos duela, para poder disfrutar después de una larga y placentera recta y llegar sin problemas y sin tragedias al final del camino.
        
Dios quiera que algún día deje de fomentarse el LIBERTINAJE y eduque dando  normas y sanciones, como existen en el Código de la Circulación, para que se cumpla el del sexo, si no queremos que al final se extinga la especie humana.
        
Un bosque quemado se puede repoblar; pero si quemamos las semillas de la vida…  
          

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