“Preguntado
Jesús por los fariseos acerca de cándo llegaría el reino de Dios,
dijo: No viene el reino de Dios ostensiblemente. Ni podrá decirse: Helo
aquí o allí, porque el reino de Dios está DENTRO de vosotros.” (Lc.
Cap. 17
Pero
una persona puede ESTAR día y noche en una casa y ser ignorada porque
no pinta nada en ese hogar o ser tan importante que al no saber tratarlo
se le rehuye y si no hay comunicación no se le puede SENTIR.
Dios
puede ESTAR dentro de nosotros; pero si no lo SENTIMOS porque no somos
conscientes de su PRESENCIA, no nos sirve de nada, es como si no
ESTUVIERA.
La actuación benéfica de Dios empieza cuando LO SENTIMOS.
Para
SENTIR un placer estético ante una obra maravillosa, como podría ser
un buen cuadro, un atardecer, escuchar una buena sinfonía, etc. hay que
tener la mente casi en BLANCO para que pueda penetrar y SENTIR ese
placer.
Todos
sabemos lo difícil que es concentrarse en nuestro interior para SENTIR
la presencia de Dios, viviendo la vida tan ajetreada y superficial
Para eso la Iglesia construye
los templos, capillas e imágenes, en donde se pueden dar las
circunstancias y el ambiente de retiro, silencio para ENTRAR en el
“Hondón del alma” como decía San Teresa.
Lo
más triste es que muchas veces entramos en un templo o capilla buscando
a Dios y nos salimos sin ÉL porque no hemos tenido sosiego, y sí mucha
prisa y como para cumplir.
Un Padrenuestro rezado PENSANDO en lo que se pide aprovecha más que un rosario distraído.
Por eso la Santísima Virgen ha pedido, en todas sus apariciones, que se le construyera una capilla y nos ha mostrado su IMAGEN.
Aunque la IMAGINAC IÓN es
la “loca de la casa” como la llamaba Santa Teresa, es la única que nos
puede ayudar para que SINTAMOS a Dios dentro de nosotros.
Los enamorados tienen la IMAGEN de su amada tan grabada en su imaginación que casi la sienten y miran su foto siempre que pueden.
Los que quieran SENTIR a Dios en su interior, tendrán que grabar en su IMAGINACIÓN la imagen de Cristo o de la Virgen que hayan contemplado con cariño en cualquier iglesia o capilla.
A Dios no hay que buscarlo porque está a nuestra puerta
esperando que se la abramos y entrar en nuestro PENSAMIENTO y en el
CORAZÓN.
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