“Nos cuenta San Lucas en su capítulo 13
que Jesús Recorría ciudades y aldeas,
enseñando y siguiendo su camino a Jerusalén. Le dijo uno:
¿SON POCOS LOS QUE SE SALVEN?
ÉL le dijo: Esforzaos a entrar por la puerta
ESTRECHA, porque os digo que muchos serán los que busquen entrar y no podrán.
Una vez que el amo de casa se levante y
cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor,
ábrenos. ÉL os responderá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Hemos
comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas.
EL dirá: Os repito que no sé de dónde
sois. Apartaos de mí todos, obradores de iniquidad.
Allí habrá llanto y crujir de dientes,
cuando viereis a Abraham, a Isaac. a Jacob y a todos los profetas en el reino
de los cielos, mientras vosotros sois
arrojados fuera.
Vendrán de oriente y de occidente, del
septentrión y del mediodía, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios, y los
últimos serán primeros y los primeros serán los últimos”
Está bien claro que todo esto se lo
decía Jesús a los judíos porque se creían SALVADOS por el sólo hecho de ser el
PUEBLO ELEGIDO.
Hoy día nos vendrían al dedillo estas palabras de
Jesucristo cuando todos los CREYENTES deseamos SALVARNOS con el mínimo
esfuerzo,
pocas renuncias,
mínimos sacrificios, incumplimiento de los consejos evangélicos, ignorando las
normas eclesiales, haciendo de nuestra capa un sayo.
Por desgracia hay muchos que por
llamarse CATÓLICOS, haberse bautizado, haber hecho la primera Comunión, e ir de
vez en cuando a la Iglesia
y otras prácticas superficiales se creen que la Salvación Eterna es cosa HECHA
El vivir ETERNAMENTE con DIOS es algo
demasiado grande e importante como para
creer que se puede entrar por la puerta ESTRECHA sin agachar la cabeza
creyéndonos saberlo todo, y en lugar de estrechar los brazos para juntar las
mano suplicando MISERICORDIA a Dios, los extendemos para no soltar todos los
bienes terrenales.
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