Porque al morir sólo queda laVIDA
San Pablo en su carta primera a los Conrintios dice:
La muerte ha sido sorbida por la victoria ¿Dónde está, MUERTE tu victoria? ¿Dónde está, Muerte tu aguijón?:
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado la Ley.
Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo.
Como con la Muerte invisible e insobornable, nuestra vida se prolongará eternamente nos debería recordar que después de ella empezará otra vida con sólo dos caminos, no paralelos sino completamente opuestos: Al Cielo o al Infierno.
No todos dormiremos, pero todos seremos transformados. En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de trompeta, los muertos resucitarán incorruptos y nosostros seremos transformados.
Así de claro y contundente por muy desagradable que nos sea reconocerlo.
San Pablo en su carta primera a los Conrintios dice:
La muerte ha sido sorbida por la victoria ¿Dónde está, MUERTE tu victoria? ¿Dónde está, Muerte tu aguijón?:
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado la Ley.
Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo.
Como con la Muerte invisible e insobornable, nuestra vida se prolongará eternamente nos debería recordar que después de ella empezará otra vida con sólo dos caminos, no paralelos sino completamente opuestos: Al Cielo o al Infierno.
No todos dormiremos, pero todos seremos transformados. En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de trompeta, los muertos resucitarán incorruptos y nosostros seremos transformados.
Así de claro y contundente por muy desagradable que nos sea reconocerlo.
¿Cómo podremos tener la certeza de que existen el Cielo y el Infierno?
Los Evangelios están plagados de testimonios en los
que el Cielo y el Infierno son protagonistas.
Jesucristo habla en el Evangelio 15 veces del infierno
y 14 veces dice que en infierno hay fuego.
El Buen Ladrón suplicó a Jesucristo clavado de pies y
manos en la Cruz
que se acordara de él cuando llegara a
su Reino:
“HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
Fue la respuesta más contundente de Jesucristo de que
el Cielo existe
San Pablo en su segunda carta a los Corintios capítulo
12 dijo:
“Si es menester gloriarse, aunque no conviene, vendré
a las visiones
:
“Se de un hombre en Cristo que hace catorce años – si
en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, tampoco lo sé, Dios lo sabe – fue
arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que este hombre – si en el cuerpo o
fuera del cuerpo del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe, - fue arrebatado al
paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede decir.”
Cuando estaban apedreando a San Esteban, dijo:
“Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre
en pie, a la diestra de Dios”
Entres
las muchas visiones que tuvo Santa Teresa de Jesús del Cielo y el Infierno, voy
a transcribir resumidas las siguientes:
“Cuando supe que era muerto nuestro Provincial, díome mucha
turbación, porque temí su salvación. Rogué a Dios por su alma.
Estando pidiendo esto al Señor, salía
del profundo de la tierra a mi lado derecho, y vile subir al Cielo con grandísima
gloria.
El era ya bien viejo, mas vile de edad
de treinta años y aun menos me pareció, y con resplandor en el rostro”
“Murió cierta persona que había vivido
harto mal y sin confesión, mas con todo esto no me parecía a mí que se había de
condenar.
Estando amortajando aquel cuerpo,
vi muchos demonios tomar aquel cuerpo y
parecía que jugaban con él y con garfios grandes le trían de uno a otro.
Cuando echaron el cuerpo en la
sepultura, era tanta la multitud que estaban dentro para tomarle, que yo estaba
fuera de mí de verlo”
Voltaire (Francisco Mª Arouet) que
murió el 31 de Mayo de 1778 a
los 84 años, que fue un hombre impío y
blasfemo y que tenía por lema “Destruid a la infame” o sea a la Iglesia dijo:
Jesucristo necesitó doce apóstoles para
propagar el cristianismo, yo voy a demostrar que basta uno solo para
destruirlo.
Pero se fue a la tumba sin conseguirlo.
En la hora de su muerte pidió un
sacerdote; pero sus amigos se lo impidieron.
Murió con horribles manifestaciones de
desesperación, bebiéndose sus propios excrementos, como cuenta la marquesa de
Villete en cuya casa murió.
Azaña, que tanto persiguió a la Iglesia, se confesó antes
de Morir.
Mons. Theas afirmó que confesó y le dio
la extremaunción que recibió con plena lucidez y por petición suya, en el Hotel
du Midi de Montauban (Francia) donde murió diciendo: “Dios mío, misericordia”
François Miterrant,, encarnizado
anticlerical, agnóstico duro y puro, quiso morir con los sacramentos de la Iglesia.
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