Porque aunque Jesucristo fue condenado por el
Sanedrín y por el pueblo judío, la sentencia fue dictada y ejecutada según
costumbre romana.
Porque el ahorcado, es casi siempre un suicida.
Al que le cortan la cabeza con la
guillotina, no queda de él ni la imagen.
Y porque Jesucristo quiso aguantar
consciente no sólo el dolor de los clavos en los brazos, sino el dolor de no
podernos abrazar, que es lo que muchos
rechazan, y el de los pies, porque no puede caminar a nuestro lado, que
muchos no aceptan.
¿Qué imagen nos podría haber quedado de
un ahorcado con la cabeza sin mirada inerte y un cuerpo lánguido?
De un guillotinado se podría pensar y
decir que habría sido por su mala cabeza.
Jesucristo erguida la cabeza entre
tantas torturas, quería decirnos que aunque
había perdido la cabeza por amarnos con locura, nos la quería dejar
visible.
Y para que desde la Cruz poder VER y OIR todas las atrocidades que le seguirían
haciendo a ÉL y a sus seguidores.
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