martes, 15 de enero de 2019

¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE EL LUJO Y LA SUBLIMACIÓN?


      Al decir lujo, siempre se piensa en el dinero, arrogancia, posesión, poder y sobre todo presunción y en el boato.

        El que más o el que menos, siempre aspira a conseguir algún grado de lujo, como sería tener muchas riquezas y, sobre todo, ser considerados como ricos, pero no ricos     nuevos porque  a veces, sus comportamientos, un tanto arrogantes y presumidos, los delata.

         Los hay que disfrutan de un lujo “asiático” tan espectacular, llamativo e injusto que levanta oleadas de justas reivindicaciones sociales.

         El verdadero lujo está en la SUBLIMACIÓN, porque  una persona puede llegar a ser sublime, siendo pobre, porque la riqueza es algo externo; pero lo sublime, lo excelso, lo eminente y de elevación extraordinaria, es algo muy íntimo y personal.

        Ha habido y los hay que precisamente, por haber renunciado a todo lo que conlleva el lujo y la riqueza, están disfrutando de esa sublimación, de esa excelsitud, de esa eminencia y elevación extraordinaria, al ser Canonizados como Santos, porque además de que están disfrutando de un LUJO incomparable, y por toda la eternidad en el Cielo, aquí en la tierra se les venera, se les recuerda y se les ama siempre.

         ¿Quién no querría ser Santo como queremos y luchamos por ser ricos?

         Debemos recordar que ser santos no cuesta dinero ni mucho trabajo, aunque sí  muchas renuncias y sobre todo, mucho AMOR  a DIOS y al PRÓJIMO.

          Y también si se ha  vivido como decía San Pablo:

           Vivo yo, pero ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí

           O como decía San Juan de la Cruz:

            Vivo sin vivir en mi y tan alta vida espero, que muero porque no muero.

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