Miramos, pero no vemos, porque el VER, es algo mas profundo, es saber fijar los ojos en el suelo para no tropezar, no pisar tanta basura como nos rodea y sobre todo levantarlos, de vez en cuando, para mirar el Cielo y no olvidarnos de Dios.
Por desgracia solo tenemos ojos, no para ver, sino para fisgar, viendo solamente todo lo malo y no saber ver con ojos, sin malicia, y descubrir lo positivo, que todo el mundo, en alguna medida, tiene, Esta mirada enriquece.
Sobre todo sería muy conveniente recordáramos el mandato de Jesucristo:
“No miremos tanto la mota en el ojo ajeno y sí la viga que tenemos en el nuestro”.
¿De cuántas críticas infundadas, maliciosas y reproches, podríamos evitar para no herir a otros, si nos diéramos cuenta que estamos corrigiendo el mismo defecto que tenemos?
¿Cuántas discusiones y malestares no surgirían si siempre reflexionáramos, de que no aceptaríamos de buen grado, si nos hicieran a nosotros lo mismo?.
Existen personas que se tiran la vida viendo defectos y corrigiéndolos y no admiten ni el más mínimo reproche
. El día que seamos capaces de que, al mirar una florecilla cualquiera, descubramos toda su belleza y en ella la mano del Creador, entonces brotará en nosotros un sentimiento desconocido.
Descubriríamos que los ojos los tenemos para algo mucho más importante.
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