Desde el primer momento en el que Dios nos da la vida nos está
concediendo todos nuestros DERECHOS Divinos y humanos y al mismo tiempo nacen
todas nuestras OBLIGACIONES.
El derecho a la vida que nos da
Dios, exige que los padres y la sociedad cumplan con la obligación de ayudar y
jamás impedir que esa vida vea la luz, crezca y se desarrolle de acuerdo con
las condiciones que ha impuesto el DUEÑO de ese derecho.
Conviene saber que cuando se
procrea una vida, surgen dos dueños.
Dios como Propietario o arrendador y la mujer que alquila su cuerpo, como arrendataria y por lo tanto, ella adquiere la OBLIGACIÓN de cumplir ese contrato, cuyo incumplimiento debería ser penalizado y jamás convertirlo en un DERECHO, lo que es una OBLIGACIÓN.
Dios como Propietario o arrendador y la mujer que alquila su cuerpo, como arrendataria y por lo tanto, ella adquiere la OBLIGACIÓN de cumplir ese contrato, cuyo incumplimiento debería ser penalizado y jamás convertirlo en un DERECHO, lo que es una OBLIGACIÓN.
Lo que tristemente sucede es
que con los Derechos HUMANOS vayamos contra los DIVINOS.
Se están pervirtiendo la naturaleza de las cosas por intereses espurios, ignorando o no reconociendo que la naturaleza ya se está vengando con la disminución de la natalidad.
Se están pervirtiendo la naturaleza de las cosas por intereses espurios, ignorando o no reconociendo que la naturaleza ya se está vengando con la disminución de la natalidad.
Dios concede a los padres el
DERECHO y al mismo tiempo la OBLIGACIÓN de alimentar y educar a sus hijos,
siempre que lo hagan como Dios manda y no como algunos gobiernos de turno que prescinden de Dios.
Cuando sube al poder un
gobierno agnóstico, ateo y laicista, y sólo considera el ser humano, como
cuerpo sin alma, es natural que sólo se crea OBLIGADO a defender sus
necesidades materiales.
Lo injusto y
más propio de una dictadura es cuando los DERECHOS DIVINOS que quieren cumplir otros
muchos ciudadanos, no son
protegidos por el Gobierno, sino que son criticados, ridiculizados y atacados.
La Iglesia católica tan
vituperada es la única que defiende por igual los Derechos Divinos de todos,
creyente o incrédulos, sin subvenciones ni favores y teniendo que aguantar
calumnias e injustos ataques y además defiende los DERECHOS HUMANOS, a veces,
mejor y más desinteresadamente, que el Gobierno.
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