lunes, 5 de agosto de 2019

¿POR QUÉ NO NECESITO YO LA FE?

       
            Porque si la FE es creer en algo que  no se ve.

           Yo  no he visto a Dios porque en la noche oscura de la FE no se puede VER a Dios; pero si en TRES momentos de mi larga vida y tengo 93 años, he vivido algo misterioso e inexplicable y he palpado la actuación de la Divina Providencia, puedo asegurar, que yo no he  visto a Dios: pero algo he sentido, en la obscuridad de la FE.

        Tendría yo unos 17 años, un domingo de invierno, y lo sé por el sol que me daba en la acera por donde venía de la Iglesia de oír Misa y comulgar, distraído, cuando de pronto, como en un chispazo, SENTÍ a Dios presente muy dentro de mí. ¿Cómo fue? No lo puedo explicar.

        Creo que fue una manifestación de DIOS PADRE.

        Jamás LO he vuelto a sentir habiendo oído Misas y comulgado miles de veces y lo tengo grabado en mi recuerdo como si hubiera sido ayer.

        Otro domingo, por esas fechas, al salir de presenciar un partido de fútbol, entré en la Ermita de la Virgen de mi pueblo, que estaba cerca del campo para hacer la visita al Santísimo que todos los días la realizaba en mi Parroquia.

        Nada más entrar me arrodillé en el último banco, distraído y con prisas porque tendría que alcanzar a mis amigos para ir al cine con ellos y al observar que el Santísimo estaba en Exposición Menor, SENTÍ, no sé cómo que allí estaba PRESENTE Jesucristo.

       Creo que fue una manifestación del DIOS HIJO.

       Tampoco he vuelto a SENTIRLO jamás, aun después de muchas horas de oración delante del Santísimo.

       Angustiado porque mi hermana mayor tenía que viajar a Madrid para operarse de un quiste hidatídico, entré una tarde en la Iglesia para hacer la visita de todos los días e hice la promesa de no ir al cine durante dos meses, única diversión por aquellos tiempos y también, dije así de pasada:

       “Señor si mi hermana se salva y TU me llamas, TE SEGUIRÉ".

       Durante mis 14 años de jesuita, no recuerdo haberme acordado ni comentado con mis compañeros nada  de lo acaecido.

       Yo estaba enamorado, lo permitido por la edad y por los tiempos de entonces, cuando de un modo casual cayeron en mis manos unas revistillas de “Bromas y de Veras” tituladas, “Valientes” y “Dios lo quiere”.

       De una manera misteriosa se produjo en mi interior un deseo tan profundo de dedicar mi vida por completo al servicio de Jesucristo y llegar a ser misionero de infieles que fui aceptado en la Compañía de Jesús, en donde pasé los mejores 14 años de mi vida en medio de sacrificios, renuncias, pobre, casto y obediente.

      Solicité ser enviado a nuestra Provincia del Ecuador para ser destinado a las misiones, fui aceptado; pero al final por razones ajenas a mí, no me enviaron.

      Pasados los años, fue admitida mi petición de ir al Japón y tampoco se cumplió mi deseo.

      Al dudar de si realmente Dios me había llamado y todo había sido la ilusión juvenil, le dije a mi Padre Espiritual al comienzo de mis estudios de Teología, que si antes de ordenarme me sucedía algo inexplicable, era señal de que Dios no me había llamado y que por lo tanto no debería ordenarme.

      Sucedió lo inexplicable; pero lo mas INEXPLICABLE fue que en aquellos momentos cruciales de mi vida, no me ACORDÉ de que Jesucristo me había llamado, cuando aceptó mi PROMESA de seguirle si me llamaba.

      Promesa que solamente recordé cuando murió esa hermana y yo estaba casado y con tres hijas.

     Creo que en esta situación  actuó el DIOS ESPÍRITU SANTO.

     Pasados los años he comprendido que Dios no quisiera que yo fuera enviado a misiones porque no era apto para una MISIÓN tan importante.

     En el atardecer de mi vida la Santísima Virgen, como buena madre, parece ser que quiere dar, en parte, cumplimiento a mis ideales juveniles de consagrarme por completo a Jesucristo porque casi todos los artículos que escribo me surgen cuando rezo el Rosario.

     Como mi primera VOCACIÓN fue la idea y deseo de ingresar en una CARTUJA, que deseché, me ha dado la oportunidad de escribir una NOVELA sobre los cartujos titulada “La Última Oportunidad”.

      Puedo asegurar que la Divina Providencia me ha dado y me sigue dando lo que jamás he soñado.

     Como ingresé en la Compañía de Jesús con la ilusión de dar a conocer a JESUCRISTO en misiones, que hubiera sido como predicar en el desierto, ahora LO estoy dando a conocer a través de mi  Blogger. Miscelánea  Religiosa en donde tengo  publicados 1.753 artículos y leídos 249.538 de casi todos los países y entre ellos, me viene leyendo  casi todos los días una corporación Italiana de unos 79 lectores como me han visitado otras corporaciones Francesas, Alemanas, Canadienses Polacas, Rusas y otras que no recuerdo.

     Si el deseo de ser Cartujo o Jesuita fue para vivir consagrado a Jesucristo, no he dejado ni un momento, de tener cierta intimidad con Jesucristo porque he vivido con una realidad superior a la fe de que Jesucristo vive conmigo día y noche como prometió y cumple lo que  dijo "Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de siglos" y el ESTAR significa presencia física

No hay comentarios: