En el capítulo segundo del Génesis
versículo quince: Dios le dio al hombre este mandato:
“Tomó pues, Yavé Dios al
hombre, y le puso en el jardín del Edén
para que lo cultivase y guardase y le dio este mandato:”
“De todos los árboles del paraíso
puedes comer, pero del árbol de la CIENCIA del BIEN y del MAL no comas, porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás”(Mas claro y contundente...)
Posiblemente Adán y Eva pensarían y se
dirían (como siempre) ¿Pero por qué Dios nos prohíbe coma del árbol de la
Ciencia del Bien y del mal? ¿Acaso será
porque si como sabré tanto como ÉL? (como siempre)
Por eso, Satanás que sabe siempre
nuestros malos pensamientos, le dijo la serpiente a la mujer, ( ¿Y por qué no
al hombre?):
“No, no moriréis, es que sabe Dios
que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios,
conocedores del Bien y del Mal”
Hasta aquí es lo que sabemos que
ocurrió y por desgracia nos sigue ocurriendo con todos los mandatos de Dios.
¿Pero por qué Dios no quiso que
comiéramos del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, cuando precisamente el
desconocimiento y sobre todo su incumplimiento nos trae por la calle de la
amargura?
Porque Dios lo que quería es que
jamás llegáramos a conocer la existencia del mal y librarnos de la astucia de
Satanás.
Pero por nuestra soberbia, por
querer saber más que Dios, y sobre todo por nuestra innata rebeldía a lo que
Dios nos manda, y por dejarnos engañar, (como siempre). Comimos nuestra propia
perdición, porque aun sabiendo que estamos haciendo el MAL que ya conocemos
porque así lo hemos querido, nos condenamos al creer más en las CIENCIAS
visibles que son temporales que en las de la FE invisibles eternas porque son
las de Dios.
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