jueves, 12 de julio de 2018

LO QUE DEJÓ ESCRITO UN AMIGO QUE ESTÁ EN EL CIELO

          "Me toco el pecho y voy intentando deletrear con el alma.     
         
          Lo que dicen los latidos. Lo escucharé bien, porque  todo lo que oiga, no han de ser sino palabras de generosidad.

        Un corazón no es más que eso: un hombre con una paloma en la mano, que se asoma a una ventana siempre abierta.

La salud o el dolor, los laureles o el infortunio, no son más que un puro accidente.
         
         El hombre es hombre, solo mientras abre la mano y se proyecta hacia el sol que luce siempre al fondo de todas las brumas.

         El sudor y el forcejeo del trabajo, la penosa gestación de las palabras, el ¡Ay! Que se convierte en un “si”, la quietud o la soledad que se agitan para entrar en la dinámica del espíritu, convergen en el vuelo del amor a los hombres que lleva esa impronta divina, que es la CARIDAD.

         Cristiano, así, es un hombre al que todas las cosas le vibran con la nota más aguda de la esperanza.

         Cristiano es el que vive siempre en proyección hacia afuera y que cuando habla, piensa o actúa, lo hace con el aire del grano de trigo que vuela en otoño.

         Cristiano es el que pasa repicando por las tremendas agonías de cada hora, porque sabe que la verdad de la superación es la alegría y la paz infinitas.

         Cristiano, en fin, es el que va en vilo por las calles, los pisos, los talleres, las redacciones, el hospital, el sanatorio, aunque sea en la cama, pero siempre aupado en la fibra íntima del corazón, navegando hacia arriba, seguro y recio, como un águila que tiene las alas inabatibles de un Dios, que eso es la Gracia, y que sabe que en la fuerza de su plumaje está, a su vez, el ansia mejor de cada uno de los hermanos en la fe.

         Eso, eso sí que es un cristiano, un testigo del dolor; pero también de triunfo. “He aquí que por la Cruz nos vino al mundo la alegría TODA"

         Todo esto y mucho más, lo dejó escrito e inédito y sin corregir mi amigo “LOLO” Manuel Lozano Garrido, que nació en Linares el 9 de Agosto de 1.929 y murió el 3 de Noviembre de 1.971 y el 12 de Junio del 2010, el Vaticano certificó que se había producido el MILAGRO de que LOLO inválido, deformado por completo todo su cuerpo a causa de (espondolitis) y ciego durante los últimos 10 años de vida y que había escrito y dictado 10 libros y miles de artículos, fue el cronista del amor y convirtió su dolor en alegría.

         “Laín Entralgo, después de haber leído un de las obras de LOLO, exclamó:

        En la vida no hay más que dos extremos: el suicidio o la santidad. Lolo escogió la mejor, la heroicidad. Estúpida aparentemente; pero verdadera en su insuperable fondo”

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