En la actualidad decir camino de vuelta parece que está reñido con
el progreso que sólo habla de caminar hacia delante sin mirar hacia atrás.
Decir camino de vuelta, no
significa retroceder al pasado y volver a las andadas, aunque, a veces, sería
muy conveniente repasar la historia para no cometer los mismos errores.
El ARREPENTIMIENTO es un
auténtico camino de vuelta que siempre hace llegar más pronto a la meta.
Si los políticos supieran y
quisieran arrepentirse sinceramente de sus propios errores y así lo
manifestaran y corrigieran, ganarían mucho en credulidad y, a la larga,
conseguirían muchos votos de confianza; pero cuando se empeñan en seguir
adelante sin arrepentirse y sin pedir perdón al pueblo y
corregir sus propios errores, van por muy mal camino. Con la humildad se llega
muy lejos.
El arrepentimiento personal
cuando se siente sinceramente y se le manifiesta a la persona perjudicada y se
le restituye debidamente, es lo mejor para la buena convivencia y para adquirir
prestigio y confianza ante los demás.
Hay que saber y querer echar
marcha atrás y recorrer el camino de vuelta para investigar si se ha
perjudicado a alguien, arrepentirse, restituir lo mal hecho y emprender el buen
camino.
Cuenta el Evangelista San
Marcos en el capítulo 19 que al atravesar Jesucristo Jericó, vio a Zaqueo, rico
jefe de publicanos, encaramado en sicómoro y le dijo: “Zaqueo, baja pronto,
porque hoy me hospedaré en tu casa. El bajó a toda prisa y le recibió con
alegría. Zaqueo en pie dijo: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y
si a alguien he defraudado, en algo, le devuelto el cuádruplo. Díjole Jesús:
Hoy ha venido la salud a tu casa.
Zaqueo sí que supo recorrer un
camino de vuelta para llegar antes a la meta.
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