No todas las drogas son perjudiciales, si se consumen, no sólo
para producir placer, sino sobre todo evitar dolores y otras enfermedades.
No hace muchos años se decía
para criticar la Iglesia, que la “Religión era el Opio del Pueblo”.
En parte llevaban razón porque
efectivamente, con su moral y sus consejos espirituales, se conseguía que la
sociedad en general, bien porque sinceramente era religiosa, o por evitar las
críticas y mantener una buena imagen ante los demás, se vivía con más moderación
y diría que con más educación y menos agresividad, aunque en algunos casos con
cierta hipocresía.
Ese “Opio del Pueblo” conseguía
que si una chica se quedaba embarazada, como era tan mal visto y tenía tantas
consecuencias familiares y humanas, se lo pensara mucho, antes de acostarse ni
siquiera con su novio.
Apenas se producían
separaciones, divorcios e infidelidades. La familia era más duradera y eficaz
para educar a los hijos.
Los jóvenes pensaban y se
esforzaban más en conseguir un buen futuro y apenas había violencias.
Luego, esa droga blanda hizo
mucho bien a la familia, que es el fundamento de una sociedad civilizada.
Se está actualizando ese “Opio
del Pueblo” que ahora en lugar de ser religioso, es tan laico y tan relativista
que no se sabe dónde está el bien o el mal.
Antes el Opio del Pueblo era la
religión. Ahora el Sexo y el libertinajes es el nuevo “Opio del Pueblo” con las
funestas consecuencias que está acarreando en detrimento de la familia, la
juventud y el futuro de la humanidad, si cada vez se facilitan más los
divorcios, los abortos y el amor libre.
Si este nuevo Opio, fuera para
bien de la sociedad en general y un verdadero progreso, bien venido sea; pero
tristemente, es para, conquistarnos ofreciéndonos una vida tan relajada y tan
sin esfuerzo y tan placentera, que es como si nos emborracharan.
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