lunes, 29 de octubre de 2018

¿POR QUÉ LA VERDAD ES IGUAL A JUSTICIA?


            Por desgracia como la VERDAD es JUSTICIA,  brillan por su ausencia ya que están camufladas en la DEMAGOGIA: Mitad Verdad y mitad Mentira o injusticia. 

Cuando Jesucristo le respondió a Pilatos que efectivamente Él era el rey de los judíos y que había venido para dar testimonio de la VERDAD, Pilatos preguntó ¿Qué es la VERDAD?.

         Al no esperar Pilato la respuesta, nos quedamos sin saberla de boca de Jesús en ese momento; pero ya antes había dicho que Él era el Camino la VERDAD y la vida.

            Él era la VERDAD personificada porque como Dios y hombre verdadero, ni puede engañarse ni engañarnos.

         Pilatos no esperó la respuesta porque sabía que la VERDAD  es igual a  JUSTICIA y él estaba cometiendo la injusticia más grande de todos los tiempos.

         Todo el que miente, engaña, calumnia o difama, o sea hace DEMAGOGIA, está cometiendo una INJUSTICIA de la que Dios le pedirá cuentas y, a veces, en este mundo le puede llegar el veredicto de culpable.

         El que con la mentira y engaño, perjudica y, por lo tanto comete una INJUSTICIA, cuando se descubra la verdad, que se descubrirá, porque “Nada hay oculto que no llegue a saberse”, sepa aunque no se le pida responsabilidades, quedará, al menos como un pobre desprestigiado de quien nadie se podrá fiar.

          El que niega la existencia de Dios es INJUSTO porque le está negando a Dios, su derecho a la vida, sin PRUEBAS, sin concederle el "In Dubio pro Reo" y porque en el fondo lo que quiere es que Dios no exista.
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           Un hombre veraz es un hombre honrado, JUSTO y apreciado por todos, pero el DEMAGOGO...¿Cómo...?

         Si aceptamos todo cuanto Jesucristo nos ha enseñado y la ponemos en práctica, viviremos en la VERDAD y la “VERDAD  nos hará LIBRES” sentenció el mismo Jesucristo.

         Jesús también dijo que el Príncipe de este mundo (Satanás) es el padre de la MENTIRA, por lo tanto deberíamos andar con ojo avizor para no ser ENGAÑADOS por el diablo, ni tampoco ENGAÑAR


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