Cuando Moisés en el desierto, preguntó a la voz que salía de la zarza que ardía y no se consumía, que quién era, respondió: SOY el que SOY y que por lo tanto, no hay más Dios que ÉL y los judíos su Pueblo Elegido y querido.
El ser elegido y querido, suele ser más odiado.
El pueblo judío disperso y errante, ha tenido y sigue teniendo mucho poder económico e intelectual porque su raza ha
dado a la humanidad muchos e insignes hombres y mujeres, entre ellos,
Jesucristo y la Santísima Virgen María.
Jesucristo siendo Dios, es el más SABIO y PODEROSO y será el más ODIADO por muchos gobiernos no aceptando su doctrina porque temen que les quite el poder, como temieron los que lo crucificaron.
Aunque Resucitó y subió a los Cielos, anda errante esperando
encontrar entre nosotros muchos que LE quieran conocer, acoger y dejarse
acompañar, como hizo con los discípulos de Emaus, que aunque al principio no LO
reconocieron, sí que sintieron que su corazón se alegraba cuando Jesucristo les
iba explicando las Escrituras.
El que sea capaz de leer un pasaje cualquiera del Evangelio con un
poco de FE y AMOR, sentirá algo especial en su interior, porque en los
Evangelios están las palabras de Dios y como el VERBO se hizo carne, se pone al
lado del que lo escuche leyéndoLO, aunque ni lo sienta ni lo crea. (El que
dude, que lo haga y comprobará que es verdad).
Jesucristo quiere estar al lado de cada uno de nosotros mientras
estemos aquí en la tierra porque en el Cielo, seremos nosotros los que
estaremos con EL y por toda la eternidad.
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