En este mundo se cometen muchas locuras que se hacen por amor.
En lo humano y
profano se podrían recordar las que cometieron los célebres “Amantes de Teruel”
y en la ficción “Romeo y Julieta”.
En lo espiritual, recordemos lo
que hizo el Beato Padre Damíán al recluirse voluntariamente en la isla de
Molokai para atender a los leprosos que eran abandonados allí de por vida, a
sabiendas que ya no podría salir de la isla y que al final moriría leproso como
uno de tantos. Fue un loco de amor por Dios y a sus hijos los leprosos.
Se cuenta que un gran personaje
visitando un Cottolengo donde se cuidan los seres mas deformes y humanamente
repugnantes, al ver que una monjita estaba cuidando a uno de aquellos seres con
mucho cariño, dijo: “Eso yo no lo haría ni por todo el oro del mundo” A lo que
la monjita respondió: “Ni yo tampoco; pero lo hago por amor a Dios y a uno de
sus hijos".
La Beata Madre Teresa de
Calcuta abandonó una tranquila vida en su convento para dedicarse a recoger en
los suburbios de Calcuta a los pobres entre los pobres llenos de parásitos,
andrajosos, malolientes y enfermos para llevárselos a sus casas y cuidarlos.
Los que se morían en sus brazos lo hacían alegres sabiéndose amados en este
mundo por alguien.
Todos estos santos y otros
muchos no hicieron otra cosa que imitar la mayor locura de amor que hizo
Jesucristo, que siendo Dios, se humilló hasta tomar nuestra naturaleza humana,
vivió la vida que todos conocemos y murió en la Cruz por nuestro amor y si era
poco se quedó oculto en la Eucaristía día y noche esperando nuestra visita.
Los que sean tomado por locos en este mundo porque aman a Dios, contra viento marea, son los más cuerdos por haber conseguido ser AMADOS eternamente por DIOS.
Los que sean tomado por locos en este mundo porque aman a Dios, contra viento marea, son los más cuerdos por haber conseguido ser AMADOS eternamente por DIOS.
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