Porque toda obra, cuanto más grandiosa
sea requiere unos principios, a veces, muy rudimentarios.
Cualquier gran arquitecto, escritor, escultor,
pintor etc, nos dirá que el comienzo de toda obra genial y grandiosa, siempre
ha sido con una cosa tan sencilla e invisible como una IDEA y que han
disfrutado tanto o más durante el tiempo de su creación que el verla terminada.
Los padres que engendra un hijo, a
veces, disfrutan más sentirlo en sus brazos,
verlo tan indefenso y cómo se va desarrollando en sus distintas y
maravillosas etapas, que contemplarlos ya adultos.
Si cualquiera que deposite una semilla
diminuta o un pequeño esqueje, espera con paciencia e ilusión verlo brotar, disfrutará viéndolo crecer.
Pues si nosotros siendo imagen y semejanza de Dios, no nos puede extrañar que Dios, en su gran obra maestra, nos
creara tan rudimentarios e imperfectos como lo sabemos por la antropología, la
arqueología y sin ir más lejos, por la
misma historia.
Si
nuestros abuelos levantaran la cabeza y vieran los adelantos que nosotros
disfrutamos, se volverían a sus tumbas, pensando que estábamos locos.
Científicamente está demostrado que el
hombre siempre ha sido inteligente y un
tanto religioso por muy rudo que fuera, ya que siempre ha adorado algo superior a él y
usando del don de la inteligencia ha ido
progresando.
Pues Dios ha
disfrutado y disfruta de todos los progresos actuales siempre que no vayan
contra ÉL ni contra nosotros mismos.
Dios quiera que nuestra inteligencia, soberbia y
progreso, por el camino que llevamos de tantas guerras, tantos abortos, drogas,
aberraciones humanas, conservación de la tierra etc.etc, no llegue a tal altura que al creernos como dioses, prescindamos de
Dios y provoquemos un Catástrofe que
Dios ni podría impedir porque para eso somos libres.
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