miércoles, 27 de marzo de 2019

UNA MÍSTICA ANALFABETA NOS DICE CÓMO SERÁ EL CIELO


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 Francisca Javiera del Valle, mística analfabeta, de quien  contaré algo de su  vida, después de haber leído los siguientes  testimonios.

            “Cómo allá… en inmensa y dilatadas alturas, fue arrebatada mi alma por una fuerza misteriosa y con tanta sutileza, que así como nuestro pensamiento, en menos de abrir y cerrar de ojos, recorre un confín con otro confín, allí con esa mayor ligereza me veía allá, en aquellas inmensas y dilatadas alturas, donde siempre están todos como en el centro de Dios metidos, vayan donde vayan, recorran lo que quieran.

            Siempre se halla en el  centro de Dios y siempre arrebatados con su divina hermosura y belleza.

            Porque Dios es océano inmenso de maravillas y también como esencia que se derrama, y siempre está derramándose.

            Y como lo que derrama son las grandezas y hermosura, dichas y felicidades y felicidades y cuanto en Dios se encierra, siempre el alma está como nadando en aquellas dichas, felicidades y glorias que Dios brota de sí.

            Es Dios cielo dilatado y por eso siempre está viendo y gozando nuevos cielos con inconcebible belleza y hermosuras, y todas estas hermosuras siempre las ve y las goza el alma como en el centro de Dios.

            Y recorriendo aquellos anchurosos cielos nuevos siempre el alma se HALLA ETERNAMENTE FELIZ”

            Francisca Javiera del Valle nació en Carrión de los condes el 3 de Diciembre de 1.856 y murió a los 73 años en el 1,930 en el convento de Carmelitas de Carrión de los Condes.

            Hasta los 24 años llevó una existencia corriente de muchacha pobre en su pueblo.

            Al final de su vida, cuando a los  sesenta y tantos años fue despedida del taller de costura, perdiendo en silencio incluso su máquina de coser, proyectó y puso por obra marchar a México con unas religiosas, llamadas de la Cruz, que regresaban a su país después de haber vivido refugiadas en Carrión de los Condes.

            Las tales monjas al embarcarse  sin esperarla,  pensó luego irse con otras monjas mexicanas Concepcionistas Jerónimas; pero finalmente permaneció en su pueblo, sin adoptar ninguna forma de vida religiosa canónica, y dedicada al cultivo de unas huertas que hubo de arrendar para vivir.

            Si algún día, por fin, son publicados íntegra y satisfactoriamente los relatos en que  aquella alma refirió los constantes y subidos FENÓMENOS MÍSTICOS de su vida espiritual, dispondrá la ciencia teológica de su testimonio de la mayor significación.

            Éxtasis, locuciones, visiones, raptos, repetidos innumerable veces, y sobre todo una práctica habitual y silenciosa de heroicas virtudes.

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