¡¡Qué trabajo nos manda el Señor!!
“Levantarse y volverse acostar”
Ese Levantarse y volverse acostar es el
trabajo que día a día nos mantiene vivos y paradójicamente es lo más agradable
y desagradable
El Trabajo es también lo más agradable y desagradable porque
deseamos tenerlo y cuando lo tenemos lo odiamos, siendo la paradoja ineludible
y necesaria si queremos seguir viviendo.
Otra paradoja es que si queremos vivir,
tenemos que ir muriendo poco a poco.
Por eso si al levantarnos nos sentimos
un tanto desabridos, apáticos y queremos seguir vivos, tendremos que empezar a
matar la pereza, la inercia el mal talante con los demás y sobre todo PENSAR que
estamos en las MANOS de DIOS y entonces se nos abrirá ese horizonte empequeñecido y
angustiante.
Pero jamás salir de casa como
cantábamos en el catecismo:
“En mi casa sólo hay uno,
que no reza al levantarse,
se levanta, y se sacude,
la zanguanga y a la calle”
Para el Cielo ir,
reza sin cesar
y
los Mandamientos
fielmente guardar”
Los que salgan así de casa porque no CREEN, en Dios ni
en la otra VIDA, sepan que cuando dormimos, que es una tercera parte del día, estamos MUERTOS,
porque aunque lata nuestro corazón y todos nuestros organismos vitales estén
vivos, nosotros, ni somos consciente ni tenemos libertad y estamos viviendo en
otro mundo irreal y desconocido como sería soñar algo que hemos vivido o jamás
hemos visto.
Todo esto lo
permite Dios para que sepamos que todas estas cosas tan extrañas e
inexplicables que nos suceden y sobre todo con los sueños PLACENTEROS o PESADILLAS porque serían
ensayos o avisos de lo que nos podría suceder a los BUENOS o MALOS en el otro mundo
Muchos pueden pensar
que la eternidad debe ser muy aburrida.
¿Nos aburrimos durante las ocho horas de sueño cuando
nos parecen segundos?
Es una triste realidad que mientras estemos
despiertos, podremos amar, olvidar y hasta odiar a Dios, porque somos libres;
pero en la otra vida nos amará Dios si LE hemos amado.
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