Espero que por el hecho de que todos los miembros del gobierno no hayan jurado ante un Crucifijo, se declaren ateos
Porque si la Real Academia de la Lengua
Española define al Ateo como:
El que NIEGA LA EXISTENCIA DE DIOS.
De acuerdo con esta definición, nadie
por muy inteligente y poderoso que sea, podrá negar la existencia de Dios no
teniendo PRUEBAS de que NO EXISTE, como
ningún juez puede condenar a un reo sin pruebas.teniendo que aplicar el "Indubio pro reo"
El llamarse Ateo públicamente, puede
que consiga ser considerado por su seguidores y amigos como un intelectual y
que tiene pruebas de que Dios NO EXISTE
En muchos casos
es un rebelde que no está de acuerdo con lo que Dios manda, ni le gusta cómo
nos ha creado tan desiguales y el cómo dirige este mundo tan caótico y que
tengamos que morir
Ignorando, o no queriendo reconocer que este mundo con
seres tan distintos y a veces distantes, como el hombre y la mujer, el rico y
el pobre el listo y el tonto, el bueno y el malo etc.etc, Dios, y sólo Dios con nuestra inconsciente
cooperación escribe la historia con renglones muy torcidos; pero con una
escritura preciosa e imborrable que durará eternamente
.
Estos rebeldes e inconformistas se deberían declarar
Agnósticos que los define la RAE: como:
“El que declara inaccesible al entendimiento humano
todo conocimiento de lo Divino y de lo que trasciende la experiencia”
El que
no comprenda todo esto, en el fondo, lo que quiere es NO CREER o no le INTERESA CREER en
Jesucristo ni en su Iglesia, porque como
es la
Institución Divinamente Humana que más cuida de los pobres, no tiene la sinceridad de declararse
ANTICLERICAL porque eso no da categoría.
Arropado por este bagaje, a veces,
incomprensible, surge el Ateo, el
Agnóstico o Anticlerical proponiendo un CAMBIO en el que a Dios, ni se
LE menciona.
La
historia que es tozuda y repetitiva nos demuestra que los únicos CAMBIOS que han
traído el verdadera PROGRESO integral del ser humano y por lo tanto la sociedad
de su tiempo, han sido en el que DIOS y su IGLESIA han sido los protagonistas.
Aunque todo el mundo está en su derecho
de creer o no creer, de comprender, no comprender, de guardar, no guardar los
Mandamientos de Dios y los de su Iglesia.
Sería muy conveniente recordarle a TODOS,
como aviso para navegantes aquello de:
“Nadar y guardar
la ropa”
Porque todos podrán nadar en el proceloso mar de las
teorías, ideologías o políticas que más les gusten, o les convengan; pero siempre que en ese nadar
no atropellen a los muchos creyentes que desean, al menos, cumplir con lo que
Dios manda.
Lo que jamás deberían olvidar, para su provecho, es
saber guardar la ropa, que en este caso, sería tener estudiado y previsto algo
que les pueda defender ante la
posibilidad, bastante posible, de que cuando dejen de nadar placenteramente, se
encuentren desnudos ante ese Dios olvidado, negado y hasta ultrajado.
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